viernes, 7 de noviembre de 2014

EN OCASIONES...VEO MUERTOS

 (cementerio de Alcoi)


Una cosa con la cual he tenido que lidiar al irme a vivir a una zona con clima diferente es tratar de adaptarme a unos ciclos que me son ajenos. Los cambios estacionales se notan infinítamente mejor si vives en el campo/sierra que en pleno casco urbano. Y si encima es una ciudad donde no hay apenas arboles de hoja caduca, sino palmeras y donde el clima es suave en invierno (entre Alcoi y Elx hay hasta 10ºC de diferencia; aqui con 12ºC ya "hace frio", mientras que para mí frio es de 0ºC para abajo)...pues ya me direis.

En mis fugaces visitas a la Madre Mariola puedo darme cuenta de ese cambio tan abisal:






 Tuve ocasión de asistir a una feria de caracter agrícola en sus inicios (allá por el 1346) y que tenía lugar a finales de verano y principios de invierno: la Fira de Tots Sants de la villa de Cocentaina (pátria y cuna de "Paquito el Chocolatero")


 

 La sensible bajada de las temperaturas, la venida de las lluvias y sobretodo las horas de luz y los ciclos lunares marcan ahora mi sentido del tiempo para las celebraciones y "medir" el paso del tiempo. No me extraña que nuestros antepasados comenzaran a diseñar sus calendarios "artificiales" a medida que el hecho de asentarse en nucleos urbanos y zonas distintas a la suya los alejaba de sus ciclos naturales, al unísono a los del ambiente de los cuales eran autóctonos.

Es por eso que celebré Samhain ayer, cuando una preciosa luna llena iluminaba el cielo. El inicio del invierno, de la epoca oscura del año. Siguiendo la tradicion familiar de encender animetes y hacer caldo con una gallina del corral para nutrir a los vivos.







Para esta entrada quiero compartir algunos apuntes curiosos sobre costumbres antiguas entre los alicantinos que giraban alrededor de la muerte.

 (catacumbas del cementerio de Alcoi)


-Antiguamente la gente se moría por lo general en su casa con su familia (no como ahora, que lo normal es irse al otro mundo en la cama del hospital). Habían "señales" que indicaban que una persona enferma estaba a punto de morir: luces o sombras fugaces en la habitación, el parpadeo de la llama de la vela o la aparición de una araña negra en el cuarto del moribundo.

-Existia la creencia de que el muerto no se iba solo y que en dias sucesivos un vecino de la misma calle que el moribundo "pasaría a mejor vida", en una época donde la tasa de mortalidad era elevada.

-El aullido incesante de un perro era un presagio de muerte.

-El hecho de soñar que a alguien se le caian los dientes era tomado como signo de muerte cercana.

-La familia encendía palometes o animetes y llamaban al cura de turno para administrarle los ultimos sacramentos. Si iba de día, el escolano que lo acompañaba iba tocando una campana por el camino para avisar de su llegada. Si era por la noche, iban iluminando el camino con un farol.

-Era costumbre de quemar romero, tomillo, espliego o ruda en la chimenea de la casa donde había muerto alguien, para purificar y limpiar el ambiente. También se asperjaba la habitacion con agua bendita y se abrian todas las ventanas para que el alma del difunto pudiera salir.

-Se creia que el alma de un pariente ya difunto actuaba de psicopompo para guiar al alma del recién fallecido al cielo.

-Era costumbre cerrar los ojos del muerto para evitar que con su mirada pudiera hacer daño a alguien o llevarse a algien consigo al otro lado. Para mantenerlos cerrados, se le colocaban dos monedas, una en cada ojo. No deja de parecerme similar a la costumbre griega de poner una moneda en la boca para pagar al barquero Caronte y que los llevase al otro lado de la Laguna Estígia, donde moraban los difuntos. En todo caso, al mero hecho de poner dinero en los muertos para que el psicopompo de turno no los dejase tirados como una colilla.

-Cuando moría un bebé o niño muy pequeño de menos de 4 años, se creía que se convertia en un ángel o espiritu protector de la familia, que intercedería por ellos ante Dios o los santos, y por tanto su velatorio y entierro estaba marcado por cierto aire festivo, con danzas incluidas. El pequeño, "aún sin uso de razón y por tanto sin pecado", recibia el nombre de albat (del latin albus, blanco) y era costumbre oirse entre los vecinos de la familia "Ja en teniu un (angel) al cel?" (¿Ya teneis uno (angel) en el cielo?). Antiguamente eran enterrados en la propia vivienda o cerca de iglesias y posteriormente ya se inhumaban en cementérios (¿quien no ha visto esas lápidas de marmol blanco donde pone "El ángel (...) subió al cielo en (...) a los 3 meses de edad"?)

-Durante los velatorios no se encendían fuegos ni siquiera para cocinar, mientras el muerto estuviese en la casa. Una vecina se encargaba de prepara la comida. Se solía matar una gallina del corral para preparar un nutritivo caldo.

-Las mujeres solteras eran enterradas vestidas de blanco (símbolo de virginidad y pureza) y con una corona de flores o una palma o rama de olivo.
-Eran frecuentes los retratos de muertos, no se tenia reparo en hacer una foto póstuma del difunto. De hecho, mi abuela conservó junto a su mesita de noche una foto post mortem de su hija, quien murió a los pocos meses de nacer (mi tía la albada :-) )

-Durante los nueve dias siguientes al entierro no se encendia la radio, no hablaban alto, los relojes se paraban, se tapaban los espejos (y en general cualquier superficie reflectante que pudiese confundir al muerto o dejar entrar malos espiritus) y no se tocaba ningun objeto personal del muerto ni se lavaba su ropa.

-En el altar casero, con estampitas e imagenes, se ponian palometas en aceite o velas. La noche del 31 al 1 de noviembre se encendian las palometas para dar luz a los muertos, quienes regresaban en espiritu a la casa, la cual debía de estar bien limpia y ordenada.



(fuentes familiares y de "El Cicle de la Vida" de Mª del Mar Duque)


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