lunes, 2 de junio de 2014

LUGARES DE PODER: LA SERRETA, SU POBLADO IBERO Y SU SANTUARIO


 


Situado a caballo entre los términos municipales de Alcoy, Cocentaina y Benilloba, se encuentran los restos de este poblado íbero, en la elevación de la cual toma su nombre ("serreta" en castellano quiere decir mas o menos "sierrecita" o "sierrita" y le viene de su forma puntiaguda, como la hoja de una sierra).

Este conjunto arqueológico data del periodo llamado Ibérico Pleno (450-200 antes de la era cristiana), una época caracterizada por el desarrollo de unas condiciones de vida más prósperas debido sobretodo a la intensificación del comercio con las colonias peninsulares, sobretodo griegas, cuya influencia cultural se hará patente en la íbera (cerámicas de inluencia helena, uso del alfabero grecoíbero..). Todo esto tendrá como consecuencia el aumento demográfico y la expansión de la población, no sin cierto grado de beliciosidad, como demuestran las fortificaciones de poblados en lugares elevados y la presencia de falcatas en las tumbas correspondientes a esta época.


Se desconoce el nombre que en su día tuvo el poblado iberico de la Serreta, el cual estuvo habitado en el periodo entre los siglos -V y -II, pero debido a su extensión (unas 5 hectáreas) y a la presencia del santuario pudo tener gran importancia en la región, donde hay restos de otros poblados pero de mucho menor tamaño (como el de El Puig). Algo así como la capital de la comarca, para que nos hagamos una idea.


Las vistas del camino de subida son espectaculares...



Vista de la zona de la cima donde se encuentra el poblado.


Hay señalizaciones que indican el camino.



  La entrada al poblado ha sido colonizada por carrascas 


 







  A continuacion se pueden ver restos de la muralla que rodeaba el poblado. A pesar de estar en una zona escarpada, el hecho de tener una muralla era un signo de prestigio para el poblado.





 

 Uno de los habitaculos, invadido por la maleza.








Muy cerca de la cima se encontraba el santuario. Las ofrendas consistian en exvotos de terracota primero y lamparillas de aceite y monedas después.


La posterior romanización de la zona obligó a los habitantes de la Serreta a bajar de su poblado en las alturas y establecerse en los valles, donde la agricultura y el comercio ofercian mejores oportunidades de vivir más cómodamente y ya no hubo intentos de otras culturas e invasiones foráneas por tratar de "rehabitarlo", aunque pudo ser una zona de vigilancia en épocas posteriores, como por ejemplo durante la Guerra Civil Española.

Restos de la caseta de vigilancia de la Guerra Civil. Desde aqui se avistaba la llegada de los bombarderos desde Mallorca y se ponía en aviso a la población. Bajo ALcoy se extiende una vasta galería de refugios, donde corrian todos a esconderse cuando la sirena del Ayuntamiento sonaba.

El conjunto fué descubierto en 1917 por el equipo del arqueólogo alcoyano Camil Visedo Moltó.

 
 El monolito erguido en honor a Camil Visedo Moltó, descubridor del poblado. Cerca de allí se encuentra el emplazamiento del santuario.

Desde entonces se han venido realizando excavaciones que han sacado a la luz, entre otras cosas, una serie de escritos íberos en laminas de plomo y una pequeña escultura de terracota representando a la Diosa Madre (Deesa Mare),  Señora de la Fertilidad y protectora del poblado. Esta última no fué encontrada en el santuario, sino en una de las viviendas.


 



Cabe decir que, pese al abandono del poblado, en el santuario siguió habiendo culto a la Gran Madre hasta el s. IV después de la epoca cristiana, hasta que el emperador Teodosio prohibió los cultos paganos en favor del cristianismo. A la Gran Madre de la Serreta se la ha relacionado con el culto a Tanit, aunque para dirigirse a ella en los plomos encontrados en el poblado figura la palabra IUNSTIR ; se desconoce si era una forma formal (como el Usted, Vos, Vuestra Magnificéncia o algo así) o Su nombre autóctono.




 En la vertiente oeste se localizaba la necrópolis, donde se encontraron algunas urnas (incineraban a sus muertos) junto con ajuares funerarios como falcatas (las típicas espadas cortas íberas).


Los objetos que fueron hallados en las excavaciones pueden visitarse en el Museo Aqueológico de Alcoy.

Visitar este lugar fué muy importante para mi, no solo como enamorada de la historia antigua sino como pagana por la importancia espiritual que tuvo para mis antepasados. Como uno de los lugares de culto a la Gran Madre, la protectora de mi zona de origen, a la cual se le ofrendaban candiles encendidos incluso cuando el poblado había sido abandonado mucho tiempo atrás. La grandeza del paisaje circundante y la energia que se percibe en el lugar hicieron muy especial y grata mi estancia en el "pueblo" de mis "abuelos".

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