domingo, 18 de septiembre de 2011

EL REPOSO ANTES DE LA BATALLA

 Esta vez voy a hablar y a la vez no voy a hablar sobre el Viejo Arte.

Hay veces en que todo parece ir en contra nuestra. Hay veces en que por mucho que tratemos de negar las cosas, estas acabarán por abrirnos los ojos de mala manera. Negar los problemas, negar el dolor que no hemos logrado sacarnos de adentro (y que ha cristalizado en nuestra alma), negar nuestros miedos...no significan que vayan a desaparecer.

Cuando el rio de la vida se empeña en arrastrarnos en una direccion podemos hacer dos cosas:

1-Sobreponernos y tratar de luchar contra la corriente. Hay veces en que funciona. Nos negamos a resignarnos y desplegamos todos nuestros recursos para re-direccionarnos. Es cuando debemos invocar el poder y la ayuda de la Dama Terrible (o del Maestro Oscuro, según el camino)...

2-Ponernos en stand-by. Hay veces en que tratar de luchar es inutil o contraproducente, nos deja agotados (física y psicológicamente) y por más que nos empeñamos en ir en una dirección nadando hasta casi la extenuación, no avanzamos nada. Es momento de dejar de nadar, ponerse boca arriba y dejar que la corriente te lleve. Es posible que hayas llegado a un punto en que necesitas con urgencia pararte a pensar sobre lo que has hecho, haces o tienes intención de hacer en el futuro porque no puedes seguir como hasta ahora o diréctamente tienes que hacer parón por narices. Es momento de meditar, mas que de actuar (aunque a veces hay que hacer ambas cosas). Es momento de sentarse en la oscuridad, frente al Fuego de Astucia, llamar a la Vieja Maestra y decirle: "oye, ¿que significa todo esto?".

Este verano mi médico me notificó que mi transplante no está haciendo bien su labor. Y habrá que volver a operar.
Me aterra la idea de volver a pasar por quirófano. Me aterra el dolor del post-operatório. Y lo peor, me llena de rabia el saber que mi ansiada independéncia se va a ver de nuevo retrasada.

Tras unos días de estar en plan "¿quien me pone la pierna encima para que no levante cabeza?", de llorar de rabia e impoténcia y en definitiva, de tratar de hacerme a la idea de que me van a cortar un trozo de ojo, llegó un día en que ya me cansé de llorar, de patalear, de estar mal.

Ir a la Cueva Bolumini a veces es algo así como ir a la casa de mi anciana madre a visitarla y pedirle consejo. La gente de mi alrededor puede ayudarme,si, pero es en esos momentos de necesitada "soledad de humanos" que todos tenemos a veces cuando acudo allí, si me es posible (sinó me basta mi cuarto por la noche).
Cuando medito en la cueva siempre acabo encontrando una respuesta. Dejar la mente en blanco es dificil en grado sumo, pero ese griterío interno de ideas, recados olvdados, ganas de pegarle un bofetón al idiota que te ha empujado en la cola del autobús aquella mañana, sermón de tu jefe/madre/vecina...no deja oir nada.

Cuando la mente se aquieta y no existe más sonido que el silencio que me envuelve es cuando puedo oir lo que debo oir, lo que me convendría oir, escuchar y tener en cuenta para tomar una dirección adecuada y no darme con los dientes en el bordillo de la acera. Lentemente afloran las respuestas, como peces boqueando cerca de la calmada superficie de un lago.

Salí de allí con una respuesta y decidida a poner en práctica lo que tenía en mente.

Es momento de hacer acopio de recursos, coger carrerilla y cuando llegue el momento salir por la puerta grande hacia mi objetivo, mejor preparada. Bailar bajo la lluvia mientras espero que pase el chaparrón.

Finalizar el curso de formación que estoy haciendo, unos cuantos rituales, buscar información para cuando llegue el momento usarla, trabajo interno para corregir algunos fallos, hacer una lista de objetivos a largo y corto plazo y cómo conseguirlos, preparar más currículums, hablar con tal o cual persona, repasar apuntes...

Y sobretodo, saber que no voy a estar sola en ningún momento, tanto a nivel físico como a nivel espiritual (ese Anam Cara mío...) y tomarselo con filosofía. Como voy a estar convaleciente, me van a tener en plan marquesa (estoy por agenciarme la campanilla para meterme más en el papel).

Conclusión.

Aprender a sacar provecho positivo de algo aparéntemente problemático es una forma de hacerle un "¡zas!, en toda la boca" a la Vida cuando se pone tonta contigo. No tiene nada que ver con el Viejo Arte...¿o sí?.
Puede que el hecho de poner en práctica las cosas que aprendo (muchas veces al Cruzar) me hayan ayudado en gran parte...




Por cierto, el 10 de septiembre se cumplieron 10 años desde que me interné en el camino del paganismo. Y sigo en él, recorriendo el sendero que podría englobarse dentro de la Brujería Tradicional, rescatando viejos ritos y creencias familiares y de mi gente. ¡Y por muchos años más!.

1 comentario:

  1. Hola An. He encontrado tu blog tras mucho recorrer en diferentes webs. Hace años, muchos, que practico la brujería. No sé si lo que hago es brujería tradicional, puesto que anduve, al principio, interesada por la Wicca, a la que descarté porque ese juego de inocencia que practican los wiccans me aburre. Luego, incursioné en la Magia del Caos. Pero, aunque aprendí cosas valiosas, no creo que sea lo mío. Vivo en Argentina, donde la brujería tradicional se asocia mucho a las culturas prehispánicas, algo que tampoco me llama mucho la atención, quizás porque me identifico más con las creencias de mi familia, que son de origen europeo (españoles, pero sobre todo alemanes). He encontrado muy interesante tus experiencias y creencias, espero que sigas con este emprendimiento. Saludos desde la otra punta del mundo.

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