domingo, 17 de julio de 2011

EL PODER DE LA MÚSICA

Alguien dijo una vez (no recuerdo bien quien) que la música es la más bella contribución del ser humano al mundo.
Es el lenguaje del alma, pues el sonido es capaz de desgranar y transmitir emociones que ni el más elaborado lenguaje puede tratar de conseguir.

El rítmico sonido de un tambor ayuda al chamán (o a la bruja) a alterar su estado de conciencia, a veces junto con el uso de plantas sagradas, y así permitirle viajar "al otro lado".
 Se canta en alabanza a los Ancestros o a los Espíritus/Dioses, en invocaciones, plegárias o símplemente como acción de grácias.

Modérnamente también se utilizan los archivos sonoros del Instituto Monroe para conseguir alterar la conciencia.

La música encierra un inmenso poder, consensado entre sus notas, acórdes y tiempos.

La música nos evoca recuerdos, nos emociona, nos excita y o nos ayuda a dormir.

Con la música podemos viajar en el tiempo a otras épocas, nos transporta a un mundo de ensueño o incluso puede abrirnos viejas heridas del alma. La música puede cambiar por completo nuestro estádo de ánimo.

Cuando escuchamos una canción que nos gusta un torrente de endorfínas, las drógas endógenas que nuestro propio cuerpo fabrica, corre por nuestra sangre. Nos emociona hasta el punto de llorar, nos hace bailar sin poderlo evitarlo.
Seguro que a muchos se les ha quedado "mal cuerpo" después de oir aquella canción que escuchába con alguien que ya se ha ido. ¿O a quien no le ha transmitido "energía positiva" una canción rítmica, un "allegro" o una bonita bossa-nova mientras vé salir el sol en la playa?.

He comprobado que la música unida con el paisaje adecuado puede ser un trampolín que nos conecte con esa faceta inmensa y trascendental que tiene la Creación. Es una forma muy usada por mí para "viajar".

Por ejemplo.

1.-Una noche de luna en la montaña. Es increible la sensación de estar al aire libre, en plena sierra, saboreando esa quietud de las noches de verano, escuchando el distante croar de las ranas y saberte a salvo rodeada por la valla que rodea el terreno. O cuando acampé una vez con unos amigos a cielo raso, en lo alto de una colina, con el cielo por techo, la luna por lámpara y la sensación de tener por paredes el vacío.


Una canción para esos insantes podría ser esta:



2.-Una noche en la cual el viento sople con especial intensidad. Un ritual que suelo llevar a cabo esas noches es la "Metamorfosis Aérea": bailo con el aire, sientiendo cómo me envuelve, como se enreda con mi larga cabellera, junto a los Invisibles (cuando los llamo con algún propósito)

Y una canción que suelo utilizar es esta:


3.- ¿Quien no ha escuchado esta canción?. Perfecta para elevarnos, otorgarnos fuerza y poder. Perfecta si se combina con una tormenta eléctrica: los rayos rasgan el cielo y los truenos nos sobrecogen (pero a resguardo,¿eh?)




4.-Tras una larga ascensión coronamos la cima de la montaña. El aire silba a nuestro alrededor, oimos las aves cortando el aire en vuelo acrobático y el mundo entero está a nuestros pies. Lo hemos conseguido:




Estos son solo unos ejemplos.

No estoy hablando de ir por ahí con los cascos puestos todo el día, aislados del resto del mundo.

Solo digo que hay momentos que saboreados con música, son inolvidábles, porque nos emocionamos más si cabe todavía. Porque la belleza del momento nos sobrecoge y la música, como ya he dicho, hace florecer nuestra sensibilidad de un modo extraordinário.

1 comentario:

  1. Totalmente de acuerdo, aunque yo, soy de los que siempre se aíslan.

    Por cierto mucho mejor la BSO de Oblivion, hehe

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