Cada tradición del Viejo Arte venera a sus Divinidades (o no, hay algunas tradiciones que se centran en los espíritus de una zona, los ancestros---). Las deidades más conocidas son el Maestro Cabrío y la Dama. Ellos tienen diversos nombres en función del área donde nos movamos: en las regiones anglosajonas suele  ser el Hombre Verde (Green Man), Robin Goodfellow, Tubal Cain, El Astado (The Horned One)...mientras que por ejemplo, en Euskadi se lo conoce como Aker (de ahí deriva la palabra "akelarre", que significa "prado del cabrón").
La Dama es la Reina de Elphame, la Madre Ctónica que dá la vida y la muerte, Ancestra origen de Dioses, humanos, animales, espíritus, la Tierra, es la própia Tierra...en función de la cosmogonía de dicha tradición. En casi todas la Dama es considerada como Madre y consorte del Maestro, de forma que no pueden procrear uno sin el otro. Es un planteamiento que no presenta problemas...si eres heterosexual. Y esta visión de lo divino es fuertemente compartida por los seguidores de paganismo Wicca y en algunas ramas de Brujeria Tradicional.

El historiador Carlo Ginzburg, en su libro "História nocturna" describe el fenómeno brujeril como un evento inicialmente femenino: mujeres que acudían a reuniones nocturnas con la Buena Señora, llamada Diana, Abundia, Richella, Horiente...
Posteriormente y sobretodo a partir del s XVI, puede verse a través de los procesos que los hombres brujos eran más frecuentes, llegando a haber "ramas" masculinas de la brujería: hombres comandados por un Señor de la Caza.

Pero también existen otras tradiciones donde no hay una dicotomía masculino-femenino. Por ejemplo en Cornualles existe un coven (un aproximado equivalente anglosajón de nuestro akelarre) de Brujas Tradicionales llamado Ross an Bucca, que venéran a Bucca, un espíritu andrógino con rasgos caprinos.


Una de las figuras que más peso tiene en mi tradicion y mi espiritualidad como animista-bruja tradicional es Ataecina.

En la antigüedad Ataecina fue venerada en Lusitánia y Celtibéria. Se han encontrado numerosas inscripciones con Su nombre en Mérida (sobretodo en los alrededores de la iglesia visigóda de Santa Lucía del Trampal), peró tambien en Toledo, la zona del Guadalquivir, Cuenca e incluso Cerdeña.

Ataecina es la Señora ctónica de la  Muerte y el Renacimiento, de la fertilidad y los ciclos estácionales, las aguas medicinales/curativas, la noche y tiene claras connotaciones mágicas, como demuestran las inscripciones donde se le pedía que hallase objetos perdidos o robados (así como que el ladrón fuese castigado), la curación o maldición de alguien, a través de los rituales llamados "devotio". Es la Señora Caprína, cuyo arbol sagrado, el ciprés, tiene claras connotaciones funerárias (¿de donde viene la tradición de plantar cipreses en los cementérios?...). Como Señora de la Tierra nace y muere periódicamente (de ahí su nombre, que significa "renacida de nuevo"), trayendo la primavera o el invierno. Como Reina del Inframundo rige sobre la Muerte y las almas de los difuntos.

Según la zona su nombre variaba: Adegina, Atecina, Adaegina...siendo Ataecina su forma más frecuente. La transcripción de su nombre en lengua indígena parece ser "Ataikina". Su nombre suena muy similar al irlandés "adaigh", noche. Teniendo en cuenta las intensas relaciones entre Irlanda y el norte peninsular no parece muy descabellado pensar que tiene algo que ver con ello...

Aunque no fué venerada en tierras valencianas, dentro de las Deidades de mis antepasados que vivieron en la zona oeste de la península (la actual Andalucía más concretamente) es quien mejor representa para mí la figura de la Maestra del Arte de Astucia. Debido a que muchas veces he "muerto" en el sentido de tener que empezar desde cero y he "renacido" al salir fortalecida de experiencias difíciles, Ataecina es una divinidad que me inspira.