viernes, 5 de julio de 2013

BAILANDO CON LO INVISIBLE EN EL SOLSTICIO DE VERANO

Llevo bastante sin actualizar. Mi salud ha pasado por un momento delicado y además emocionalmente necesitaba de una pausa antes de encarar proyectos nuevos, tanto a nivel profesional como personal. Porque los practicantes de los Viejos Caminos seguimos siendo mortales de carne y hueso y mucha gente cree que por el hecho de practicar """""magia"""" no tenemos que lidiar con problemas. En una próxima entrada quiero tratar este tema de la "practica mágica", tan conocida por "brujas",  porque creo que es interesante.

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He vuelto a mi casa de campo a pasar el verano. He aprovechado estas semanas para salir temprano por la mañana y recoger las hierbas para elaborar pomadas y unguentos. Las plantas medicinales están en su pleno apogeo (la mayoría, otras sin embargo tienen su cénit en septiembre) y las macero dentro de tarros o botellas opácas en aceite de oliva mezclado con aceite de almendras dulces.

 Hipérico, hierba de san Juan, antidepresivo suave (gracias a la hipericina) y favorecedor de la cicatrización de la piel. Las personas que estén tomando preparados a base de hipérico deben tener especial cuidado con la exposición al sol (pueden aparecer manchas en la piel).


 Digital (tóxica por via interna, por via externa las hojas son un remedio excelénte para esquinces y golpes)


Rabo de gato, rabet de gat, un estupendo antiinflmamatório

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Es de noche y todos en casa duermen. Salgo al exterior y me recibe una suave brisa cargada con el perfume de los jazmines que mi madre cuida con celo y mimo. Oigo la respiración de mi perrita Dana, que duerme plácidamente en su caseta, cerca de la entrada. A lo lejos se oye el grito de un zorro, segúramente uno de los extraños zorros negros que únicamente pueden verse en esta sierra.
 Mis pies me llevan al grupo de árboles que hay tras la casa. A pesar de mi ceguera nocturna sé que no hay obstáculos que supongan un riesgo para mí, pues conozco la zona a la perfección. Me descalzo y siento las agujas secas caidas de los pinos bajo mis pies. Luego bajo mis rodillas cuando estas tocan el suelo. Sentada sobre mis talones, bajo los enormes pinos que flanquean la casa, como guardianes y cuya presencia puedo percibir en la oscuridad, aspiro profúndamente el aire nocturno, llenándo mis pulmones con ellos, como si quisiera inhalar la palpitante vida que se bulle a mi alrededor cuando todo parece quieto.

Esa vida que no veo pero que percibo en las sombras que me envuelven. Oigo un pequeño animal arrastrándose tras la valla. Percibo la grandeza de los arboles que me rodean, la inmensidad de ese cielo cuajado de estrellas que no puedo ver, pero que están ahí. El hecho de que mis ojos no puedan percibir algo, no es impedimento para que pueda percibirlos con los Ojos de Fuego, esa suerte de visión interior que permite ver más allá de lo físico, más allá del Cerco.

Reparo en mi existéncia, aquí y ahora. Y siento que no soy un alma arrojada a esta mundo por un mero capricho del destino. No soy una forastera en mitad de ninguna parte.

Me siento parte de toda esa grandiosidad que me rodea, soy una criatura más de estas montañas, las cuales son mi hogar. Siento como algo fuerte y poderoso me conecta a todo cuanto me rodea, a todas y cada una de las criaturas que reptan, crecen, cazan, matan y corren bajo el cielo. A mi alrededor. Es como estar frente a una colosal orquesta que toca una perfécta y sincronizada melodía y en donde cáda instrumento es importante porque aporta su particular nota al conjunto de la sinfonía.

Este año no he encendido ninguna hoguera para celebrar el solsticio de verano, la noche más corta del año. He dejado que la belleza de la noche prenda una llamita de gozo en mi alma... y que todo ello se difumine en una alabanza silenciosa a los Antiguos.


Luna sobre la Sierra de Mariola.

1 comentario:

  1. Mágico, delicado y maravilloso,.... he olido los pinos y oído reptar y correr entre los pinos.
    Gracias.
    Susana

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